Las cajas que contienen mis pertenencias están amontonadas en un pasillo esperando a que les quite el polvo, las coloque en una estantería y así me de cuenta de la rutina que me espera los próximos meses.
Cada día se asemejará al anterior naciendo así la cadencia del tiempo.
¡Vértigo que el mundo pare! - tuve que gritar al darme cuenta de este hecho.
Con el fin de tratar de romper esa cadencia, subí junto a una guapa bióloga al puerto de Somiedo. Sin teléfono, sin horario, sin más pertenencias que las de supervivencia.
Allí hice fotos (aquí) y, por cierto, vi dos rebecos.
Saludos!
1 comentario:
elias, necesito saberlo: de donde coño sacaste un sofa en medio de la naturaleza? o digo por la foto del articulo anterior...
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