Me enamoro de vidas ajenas y las siguientes noches sólo pienso en el romanticismo de ser un revolucionario...o un aviador comercial después de la 1ª guerra mundial...o un oficial de la Armada Invencible...
Pero me tocaron vivir tiempos poco románticos. Las revoluciones de hoy en día están computerizadas; sal a la calle a intentar movilizar a la gente detrás de un ideal y a la media hora podrás leer en internet media docena de bulos sobre tu vida adornados con las peores fotos que te hayan sacado.
Aunque tampoco las nuevas generaciones occidentales están preparadas para echarse al monte a sobrevivir y luchar. Dudo mucho que en la selva encontremos wifizones.
En fin, el único romanticismo que nos queda es el que se siente bailando un slow...
Saludos!
3 comentarios:
Nos queda el romanticismo de ser nosotros mismos, sin buscar el refrendo de la mayoría a nuestra verdad.
Qué guapo aquest sofá aquí en el medio de nada!
Anda va, toc toc, llamando a Elías, de vuelta a la tierra!
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