Esta noche soñé que volaba. Sin motor ni estructuras, yo sólo. A lo superman. Aunque el sueño no acabó bien, ya que me despertó de un acto reflejo de mis piernas cuando casi me estrello contra una montaña.
Ahora recuerdo todos los libros sobre aviones, estrellas y astronautas que mis padres me compraron cuando era pequeño. En el colegio decía que quería ser astronauta y, todavía hoy, mis amigos lo recuerdan y se ríen. Conocía los programas espaciales de la Nasa (Mercury, Gémini, Apolo), los nombres de muchos astronautas y las fases de separación del cohete Saturno. Y siempre tuve curiosidad por lo que sentiría Michael Collins cuando se quedaba sin comunicación en el lado oculto de la Luna.
Mezcla de valentía e inconsciencia para meterse en una cápsula de pocos metros cuadrados y con 4 mm de grosor que te separan de la nada.
Supongo que el ser humano ha intentado volar desde sus orígenes, o al menos sentir curiosidad por cómo sería hacerlo. Lo mismo que siente curiosidad por la velocidad, las cosas grandes, las pequeñas...por todo lo que él no puede alcanzar por si mismo.
Leonardo da Vinci fue el tipo de hombre de curiosidad infinita que quiso acercarse a todo lo inalcanzable, como puede ser volar. Parece mentira que dibujara una especie de helicóptero en el siglo XV.
Por el momento ningún ser humano ha logrado volar por sus propios métodos, sin ayudas mecánicas. O al menos hacerlo sin consecuencias trágicas.
Bueno, tal vez Jordan consiguó emular a un pájaron durante décimas de segundo. Aunque no te guste el baloncesto, observa en el siguiente vídeo cómo cuando los demás comienzan a bajar, Jordan queda suspendido en el aire el tiempo justo para no tener oponentes entre él y la canasta. ¿Cómo hacía para aguantar esas décimas de segundo en lo más alto? Nadie más supo hacerlo.
Saludos!