Una de las vidas que más me hubiera gustado tener es la de aviador en la época del descubrimiento del cielo...esos tíos que se metían en latas con motor, allá por 1920 o 1930, y que por poquito dinero se jugaban el cuello llevando mercancías, personas o lo que hiciera falta.La inseguridad laboral, el riesgo de accidentes, el poquito dinero que se ganaba...todo daba igual.
El caso es que tengo como uno de mis libros favoritos Ícaro, de Alberto Vázquez-Figueroa.
Recoge un período de la vida de Jimmy Angel, piloto americano, mezclando hechos reales con un punto de aventura novelística.
Después de pilotar en la gran guerra de Europa, el tipo hizo de todo sobre un avión: trabajar para el circo, colaborar en la peli Los ángeles del infierno (si visteis el Aviador...), transportar explosivos, cartero...hasta que le contrataron para trazar mapas de la selva amazónica.
Y en uno de los viajes de reconocimiento divisó una enorme catarata de 1000 m, la cual conocemos hoy como salto Ángel, en honor a su descubridor.
Pero como buen aventurero, no le bastaba con verla desde el aire...se empeñó en aterrizar en la cumbre a pesar del poco espacio y lo irregular del terreno. Resultado, avión destrozado y varios días para poder bajar de allí arriba.
Pues eso, creo que todos soñamos alguna vez con tener la vida de uno de nuestros personajes favoritos. Seguro que a todos nos encantaría ser Jack Sparrow.
Saludos!
