Cuatro días de "inactividad", entrecomillado porque en realidad no paramos. Remar, caminar, nadar descubriendo los mismos rincones que de niño recorría con mis hermanos. Una pasada. Fotos aquí.
De vuelta a casa, una idea inamovible en mi cabeza: conseguir una canoa.
Pero también al llegar al hogar me esperaba una madre preocupada por su hijo. El lunes toca marchar hacia Islandia y en las tiendas no es que abunden las ropas de invierno.
- Cuando tu padre y yo estuvimos en Edimburgo, en ningún momento nos quitábamos la ropa de abrigo...¡¡pues Islandia está mucho más arriba!! ¿Cómo vas ir sólo con eso?
Esto acertó a decir cuando vió la ropa que compré para irme a Isafjordur (que está entre donde Cristo perdió la sandalia y el sitio más alejado donde haya estado Alex).
Ya sé que una madre tiene razón en un 99´9% de los casos, pero uno también tiene que hacer honor a su típica cabezonería. Aprenderé la lección a base de pulmonía.
Saludos!