viernes, 30 de mayo de 2008

Patente de corso

"No había resultado empresa fácil rodar durante años por puertos, tabernas y prostíbulos siendo un escuálido grumete y llamándose León Bocanegra"

Mi pequeño homenaje a ese pirata. Y mi recomendación del libro de (una vez más) Alberto Vázquez-Figueroa.
      Pasos previos a seguir leyendo este blog:
      1. Subir el volumen de tus altavoces al máximo.
      2. Ponerte la cazadora de cuero y alzar el puño al viento
      3. Dar al play y agitar la cabeza





El dibujo del esquelético diablillo atacando un corazón pertence a la bandera del barco del pirata Barbanegra; este sí, pirata real.

Dicen los historiadores que Barbanegra tenía la necesidad de mostrar continuamente su fiereza. Cuentan que en una ocasión, cenando con unos invitados pertenecientes a la burguesía, apagó sin previo aviso las velas que iluminaban la mesa y disparó al azar por debajo de la mesa. "A veces tengo que recordar quién soy", explicó posteriormente.

¿Por qué escribo sobre piratas a las 4 de la mañana? Cualquier cosa para alejarme de los estudios un rato, mientras recupero el orden en los horarios vitales.

Los piratas (y casi todo) me pegan con música rock. Y ya que Yugos me hizo bajarme varios discos de Lenny Kravitz...




Saludos!

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