"No había resultado empresa fácil rodar durante años por puertos, tabernas y prostíbulos siendo un escuálido grumete y llamándose León Bocanegra"
Mi pequeño homenaje a ese pirata. Y mi recomendación del libro de (una vez más) Alberto Vázquez-Figueroa.
Pasos previos a seguir leyendo este blog:
- Subir el volumen de tus altavoces al máximo.
- Ponerte la cazadora de cuero y alzar el puño al viento
- Dar al play y agitar la cabeza
El dibujo del esquelético diablillo atacando un corazón pertence a la bandera del barco del pirata Barbanegra; este sí, pirata real.
Dicen los historiadores que Barbanegra tenía la necesidad de mostrar continuamente su fiereza. Cuentan que en una ocasión, cenando con unos invitados pertenecientes a la burguesía, apagó sin previo aviso las velas que iluminaban la mesa y disparó al azar por debajo de la mesa.
"A veces tengo que recordar quién soy", explicó posteriormente.
¿Por qué escribo sobre piratas a las 4 de la mañana? Cualquier cosa para alejarme de los estudios un rato, mientras recupero el orden en los horarios vitales.
Los piratas (y casi todo) me pegan con música rock. Y ya que Yugos me hizo bajarme varios discos de Lenny Kravitz...
Saludos!